Un estudio de la Universidad Johns Hopkins identifica un mecanismo molecular que vincula la exposición a partículas finas con la aparición de la demencia por cuerpos de Lewy, una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes.
Una nueva investigación realizada por científicos de la Universidad Johns Hopkins ha revelado cómo la exposición prolongada a la contaminación atmosférica puede provocar alteraciones cerebrales que favorecen el desarrollo de la demencia por cuerpos de Lewy. Esta enfermedad, la segunda causa más común de demencia después del alzhéimer, se caracteriza por la acumulación de la proteína alfa-sinucleína en el cerebro, formando depósitos que afectan la memoria y el movimiento.
El equipo analizó datos de más de 56 millones de pacientes hospitalizados en EE. UU. entre 2000 y 2014, cruzando información sobre enfermedades neurodegenerativas con los niveles de exposición a partículas finas PM2.5, un contaminante generado por la combustión de vehículos y fábricas. Los resultados mostraron una correlación directa entre el aumento de la exposición a estas partículas y el riesgo de hospitalización por enfermedades relacionadas con cuerpos de Lewy.
En experimentos con ratones, los investigadores comprobaron que la exposición a PM2.5 provocaba acumulación anormal de alfa-sinucleína, atrofia cerebral y deterioro cognitivo. Lo más preocupante fue el hallazgo de una nueva cepa tóxica de esta proteína, más resistente y dañina, que solo se formaba tras el contacto con los contaminantes. Ratones modificados para no producir esta proteína no presentaron daños cerebrales, lo que refuerza la hipótesis de que la alfa-sinucleína es clave en el proceso.
Aunque los expertos coinciden en que este hallazgo supone un gran avance en la comprensión de los efectos de la polución en el cerebro, también llaman a la cautela. El neurólogo Pascual Sánchez señala que se trata de un factor de riesgo y no de una relación directa, mientras que los autores del estudio reconocen que aún quedan muchas preguntas por resolver. Sin embargo, el descubrimiento abre nuevas vías tanto en la prevención como en el desarrollo de tratamientos dirigidos a neutralizar esta proteína alterada por contaminantes ambientales.











