La irrupción de nuevas tecnologías está transformando la manera en que se organiza la economía a nivel global, y Argentina no es la excepción. La inteligencia artificial, el big data y la automatización de procesos productivos comienzan a ser adoptados por empresas de distintos sectores, desde la banca hasta la industria alimentaria. Según un informe de la consultora McKinsey, la digitalización podría incrementar en un 15% la productividad de la economía argentina en los próximos diez años, siempre que existan políticas que favorezcan la inversión y la capacitación laboral.
La inteligencia artificial aplicada a los servicios financieros permite optimizar la gestión de riesgos, detectar fraudes y diseñar productos más personalizados. En la banca local, varias entidades ya implementan chatbots y sistemas de análisis predictivo para mejorar la atención al cliente. Esto no solo reduce costos operativos, sino que también abre un debate sobre la necesidad de reconvertir puestos de trabajo y garantizar que los usuarios puedan adaptarse a plataformas cada vez más digitales.
En el sector agroindustrial, la incorporación de tecnologías como sensores, drones y sistemas de gestión de datos está redefiniendo el concepto de agricultura de precisión. Estas herramientas permiten anticipar rendimientos, optimizar el uso de agua y fertilizantes y reducir costos. De acuerdo con el INTA, el uso masivo de estas prácticas podría incrementar hasta un 20% la eficiencia de la producción agrícola, lo que resulta clave para sostener las exportaciones en un mercado global cada vez más competitivo.
La industria manufacturera también enfrenta un proceso de transformación impulsado por la automatización y la robótica. Empresas de autopartes, textiles y metalmecánicas incorporan procesos que reducen errores y aumentan la productividad. No obstante, esta tendencia genera tensiones en el mercado laboral, ya que muchas tareas rutinarias son reemplazadas por sistemas automáticos. Los especialistas señalan que la clave estará en la formación de perfiles técnicos y profesionales capaces de operar y mantener estas tecnologías.
En el plano del comercio y los servicios, el crecimiento del comercio electrónico y las fintech ha modificado hábitos de consumo y sistemas de pago. Durante 2024, las transacciones digitales crecieron un 35% en Argentina, consolidando un mercado en expansión que atrae inversiones internacionales. Sin embargo, la falta de infraestructura digital en algunas regiones del país y los problemas de ciberseguridad aparecen como obstáculos a superar para garantizar una inclusión tecnológica equitativa.
De cara al futuro, el desafío será integrar estas tecnologías de manera que potencien el desarrollo económico sin profundizar desigualdades. Para ello se requieren políticas públicas orientadas a la educación digital, incentivos fiscales para la innovación y marcos regulatorios que protejan tanto a trabajadores como a consumidores. En un contexto de incertidumbre macroeconómica, las tecnologías emergentes ofrecen a la Argentina una oportunidad de diversificación y modernización, siempre que se logre articular la inversión privada con una estrategia estatal de largo plazo.










