Un nuevo estudio de la NASA reveló que la disminución de nubes en zonas clave del planeta está permitiendo que se retenga más calor, lo que ayuda a explicar las olas de calor cada vez más intensas.

La investigación analizó datos satelitales de los últimos 24 años y detectó una reducción del 1,5% al 3% por década en la cobertura de nubes de tormenta, especialmente en los trópicos y latitudes medias. Esto deja grandes regiones del planeta más expuestas a la radiación solar.

Los científicos señalan que esta “pérdida de reflejo nuboso” ya está intensificando el calentamiento global más allá de lo que causan las emisiones de gases contaminantes. El fenómeno no es casual, sino producto de cambios profundos en la circulación atmosférica provocados por el propio cambio climático.

Los expertos destacan la importancia de entender cómo y dónde cambian las nubes para anticipar fenómenos extremos como olas de calor o lluvias intensas. La advertencia es clara: la ciencia climática es clave para prepararnos frente a un futuro con eventos cada vez más extremos.