“Me utilizan en vida y encontrarán el modo de hacerlo estando muerto”, dijo Diego Maradona en 1996. Hoy, sus palabras resuenan con fuerza en medio del escándalo judicial que envuelve el juicio por su muerte.
“Tampoco muerto encontraría paz. Me utilizan en vida y encontrarán el modo de hacerlo estando muerto”, declaró Diego Maradona en 1996. A casi cinco años de su fallecimiento, esa frase resuena con más fuerza que nunca mientras su figura vuelve a ser el centro de un escándalo judicial que pone en jaque el juicio por su muerte.
El proceso judicial, que comenzó el 11 de marzo en el Tribunal Oral N°3 de San Isidro, atraviesa una crisis institucional tras conocerse que la jueza Julieta Makintach habría participado en un documental sin autorización. La filmación, supuestamente privada, fue realizada durante el juicio, lo que generó un amplio repudio por parte de todas las partes involucradas.
Ante esta situación, los fiscales Carolina Asprella, Cecilia Chaieb y José Amallo impulsaron una causa paralela para investigar la relación de la jueza con el proyecto audiovisual. Makintach ya fue apartada del caso, suspendida como docente en la Universidad Austral y enfrenta un sumario administrativo. Mientras tanto, ocho profesionales de la salud están siendo juzgados por presunto homicidio con dolo eventual, en el marco de una internación domiciliaria que se califica como imprudente y deficiente.
En lo que va del juicio se realizaron 19 audiencias con la participación de 44 testigos, entre ellos las hijas del “Diez”. El objetivo es determinar si hubo negligencia médica o una cadena de errores que podrían haber evitado su muerte.











