En el Día Nacional de la Prevención Sísmica, expertos alertaron sobre la falta de monitoreo adecuado en zonas con baja actividad sísmica aparente. Piden actualizar el mapa nacional, reforzar la red de sismógrafos y aplicar normas de prevención.

Especialistas del Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) advirtieron que siete jurisdicciones argentinas, incluida el Área Metropolitana de Buenos Aires, necesitan mayor monitoreo ante el riesgo de sufrir sismos con capacidad de causar daños estructurales. La advertencia se dio en el marco del Día Nacional de la Prevención Sísmica.

Aunque históricamente zonas como San Juan y Mendoza concentran los niveles más altos de peligrosidad sísmica, los recientes movimientos detectados en Córdoba, La Rioja y Tierra del Fuego encendieron las alarmas. Según el INPRES, Santiago del Estero, Santa Cruz, Salta, Córdoba, Buenos Aires y CABA también requieren una ampliación de estaciones de medición.

El organismo está desarrollando un nuevo mapa de amenaza sísmica basado en datos actualizados, que permitirá estimar con mayor precisión la intensidad del movimiento del suelo en cada región. A diferencia del esquema de zonas fijas de 1983, el nuevo enfoque propone una distribución gradual de riesgo.

Geólogos e investigadores subrayan que contar con un monitoreo más completo es clave para planificar obras de infraestructura seguras, como represas, centrales nucleares o desarrollos urbanos. También pidieron un plan nacional de prevención con inversión en equipos y campañas de concienciación ciudadana.

La prevención sísmica en la Argentina no solo implica avances técnicos, sino también educación pública y normas de construcción que reduzcan el impacto de un sismo. Aunque no se puede predecir con exactitud cuándo ocurrirá un terremoto, sí es posible reducir sus consecuencias a través de una mejor preparación.