La implementación del DNU 70/23, que derogó la Ley de Alquileres, trajo cambios significativos al mercado de alquileres en la Ciudad de Buenos Aires, especialmente en la relación entre oferta y demanda.
El decreto incentivó un aumento en la disponibilidad de propiedades, ya que muchos propietarios, al recuperar sus inmuebles por el vencimiento de contratos, optaron por ponerlos nuevamente en alquiler con acuerdos flexibles y plazos de hasta dos años.
Soledad Balayan, analista de Maure Inmobiliaria, señaló que el DNU tuvo un efecto positivo inmediato, con un incremento del 188% en la oferta de alquileres disponibles en comparación con el año pasado. Este aumento reflejó un crecimiento en las solicitudes de alquiler tradicional, un segmento que había disminuido considerablemente antes de la medida. Además, se observó un cambio en la actitud de los propietarios, quienes, tras el DNU, empezaron a publicar más inmuebles.
La competencia entre los 16.000 inmuebles disponibles en los distintos barrios porteños ha llevado a que las viviendas tarden más de un mes en alquilarse. También se reportó un aumento en las operaciones de compraventa, impulsadas por créditos hipotecarios y el blanqueo de capitales. Esta situación ha motivado a algunas familias con capacidad de ahorro a considerar la compra en lugar del alquiler.
Alberto Héctor Loyarte, corredor inmobiliario matriculado, destacó que el incremento de propiedades disponibles permitió una autorregulación en el mercado, con la consecuente disminución de los valores y un aumento en los tiempos para concretar los alquileres. «Si una propiedad no está bien acondicionada o no tiene el precio adecuado, puede demorar más de 45 días en alquilarse», explicó, añadiendo que la mayor oferta le da a los inquilinos más opciones y poder de negociación.











